El nuevo directorio de Plural TV, empresa que controla América TV y Canal N, está presidido por Luis Miró Quesada Valega y en la vicepresidencia encontramos a Pablo Emilio Llona García Miró.
El resto de integrantes son: Martha Meier Miró Quesada, Manuel García Miró Miró Quesada, José Antonio Miró Quesada Ferreyros, César Pardo Figueroa Turner, Gustavo Mohme Seminario, Gerardo Mohme Seminario y José Samanez Acebo.
De los nueve miembros que integran el directorio, seis han sido propuestos por la Empresa Editora El Comercio, que posee el 70% de Plural, y tres por el Grupo La República, que posee el 30% del accionariado restante.
Según el acuerdo adoptado por el directorio, la junta se reunirá el próximo 3 de junio. Ahí se propondrá el nombramiento de José Antonio Miró Quesada Ferreyros como el director de América que resta nombrar.
"El principal reto en América es implementar la transformación de una señal analógica a una digital, en función del estándar que defina el MTC, algo que redundará en una mejor calidad de señal para los televidentes", comentó Luis Miró Quesada.
Fuente: El Comercio
jueves, 15 de mayo de 2008
martes, 6 de mayo de 2008
Libertad de prensa empeoró en once paises de latinoamerica (incluido Perú)
La situación del ejercicio del periodismo y la libertad de prensa empeoró en once países latinoamericanos durante 2007, según los datos del primer informe del Observatorio de la Libertad de Expresión promovido por la Cátedra UNESCO de Comunicación de la Universidad de Málaga.
La manifestación más dramática de dicho deterioro es el asesinato de 18 profesionales de la información a lo largo del pasado año, según las cifras de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC).
Asimismo se muestra la acaparación progresiva del espacio mediático en Venezuela, el uso de la publicidad de la administración con fines políticos en Argentina o el estado de peligrosidad por la guerrilla en Colombia y por el narcotráfico en México.
El observatorio, presentado en Málaga con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, establece también otros ejemplos como la polarización de los medios y los políticos en Honduras, la 'impunidad' en Perú o las agresiones y amenazas a los periodistas en Brasil, cuando no su encarcelamiento, como en el caso de Cuba.
La investigadora de la Cátedra UNESCO de la Comunicación Laura Teruel explicó que existen también sucesos delictivos de máximo dramatismo como el asesinato de un periodista al que se cortó la cabeza y fue remitida a la redacción de su medio en México para amenazar a sus compañeros.
En concreto, la situación de la libertad de prensa ha empeorado en Argentina, Bolivia, Brasil, Guatemala, Honduras, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.
Los estados que mejoraron durante 2007 fueron Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Uruguay, mientras que Cuba y Venezuela mantuvieron sus conocidas 'malas' condiciones para el ejercicio del periodismo.
La manifestación más dramática de dicho deterioro es el asesinato de 18 profesionales de la información a lo largo del pasado año, según las cifras de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC).
Asimismo se muestra la acaparación progresiva del espacio mediático en Venezuela, el uso de la publicidad de la administración con fines políticos en Argentina o el estado de peligrosidad por la guerrilla en Colombia y por el narcotráfico en México.
El observatorio, presentado en Málaga con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, establece también otros ejemplos como la polarización de los medios y los políticos en Honduras, la 'impunidad' en Perú o las agresiones y amenazas a los periodistas en Brasil, cuando no su encarcelamiento, como en el caso de Cuba.
La investigadora de la Cátedra UNESCO de la Comunicación Laura Teruel explicó que existen también sucesos delictivos de máximo dramatismo como el asesinato de un periodista al que se cortó la cabeza y fue remitida a la redacción de su medio en México para amenazar a sus compañeros.
En concreto, la situación de la libertad de prensa ha empeorado en Argentina, Bolivia, Brasil, Guatemala, Honduras, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.
Los estados que mejoraron durante 2007 fueron Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y Uruguay, mientras que Cuba y Venezuela mantuvieron sus conocidas 'malas' condiciones para el ejercicio del periodismo.
domingo, 4 de mayo de 2008
Las entrevistas en televisión
Los panelistas o entrevistados de los programas de TV, deben estar llanos a cumplir todas las disposiciones impuestas por la estructura de los programas (básicamente deben dar respuestas cortas y sufrir constantes interrupciones) a cambio de asegurar los beneficios directos de la notoriedad mediática y autopromoción intelectual, señaló Pierre Bourdieu en su libro (conferencia) "Sobre la televisión".
Para el sociólogo francés los debates son falsos, parodias más o menos orquestadas de participantes habituales, que aún sosteniendo posiciones opuestas lo hacen en forma concertada dentro de los límites de la conveniencia del medio. Los invitados que son seleccionados para participar son aquellos que ofrezcan a priori algún tipo de garantía de poder ser manipulados por parte del conductor o hacer un buen show. Estos espacios desvirtúan, ante cualquier observador perspicaz, la legitimidad de las conclusiones a las cuales se arriban.
El argentino-mexicano Néstor García Canclini criticó a Bourdieu por atacar "la dramatización en la televisión y tratar de proscribir lo dramático de la reflexividad científica". García Canclini observa que Bourdieu está “preocupado por imponer su autoridad” descalificando las transacciones que ocurren cuando un especialista habla en un medio masivo. Es decir que el lenguaje y ritmo de la comunicación audiovisual no puede ser igual al académico.
En ese sentido cabe recordar que al referirse al lenguaje audiovisual Roberto Grandi explica que el hecho de votar por un candidato basándose en sus característica personales no implica ‘irracionalidad’; puede sugerir una actividad evaluativo razonable e inteligente. Es decir que el carácter con el que se comporta un líder en público (y ante las cámaras) está sometido a una evaluación de sus cualidades. Esta situación implica que la imagen tiene implícita una gran carga discursiva que genera un gran número de significaciones.
Regresando con García Canclini, este deja entrever que Bourdieu sólo se preocupó por la televisión cuando advierto que algunos intelectuales comenzaron a ganar prestigio con sus apariciones en este medio, lo cual considera inconcebible. Asimismo, recuerda irónicamente las vicisitudes que pasó el sociólogo francés cuando fue invitado a uno de los programas de debate de mayor audiencia en televisión francesa, del cual no salió bien parado.
Otra crítica a las entrevistas televisivas viene de Giovanni Sartori, quien manifiesta que la televisión prioriza a los exagerados y las exageraciones, es decir las extravagancias. “Cuando mas descabellada es una tesis más se promociona y se difunde(...) Destacan los charlatanes, los pensadores mediocres, los que buscan la novedad a toda costa, y quedan en la sombra las personas serias, las que de verdad piensa”.
En cuanto a los “talk show” (que Bourdieu aborrece) encontramos en Sartori una posición ambigua. Por un lado resalta que en la televisión estadounidense el periodista está predispuesto a pinchar al poder. Pero encuentra que esta agresividad considerada en Estados Unidos como una ética profesional, esconde un segundo objetivo, el de “crear público y complacerlo”. Sin embargo, unas paginas más adelante celebra los programas norteamericanos e ingleses porque están realizados por “periodistas buenos e independientes” donde al que miente se le contradice inmediatamente. ¿En qué quedamos?
Para el sociólogo francés los debates son falsos, parodias más o menos orquestadas de participantes habituales, que aún sosteniendo posiciones opuestas lo hacen en forma concertada dentro de los límites de la conveniencia del medio. Los invitados que son seleccionados para participar son aquellos que ofrezcan a priori algún tipo de garantía de poder ser manipulados por parte del conductor o hacer un buen show. Estos espacios desvirtúan, ante cualquier observador perspicaz, la legitimidad de las conclusiones a las cuales se arriban.
El argentino-mexicano Néstor García Canclini criticó a Bourdieu por atacar "la dramatización en la televisión y tratar de proscribir lo dramático de la reflexividad científica". García Canclini observa que Bourdieu está “preocupado por imponer su autoridad” descalificando las transacciones que ocurren cuando un especialista habla en un medio masivo. Es decir que el lenguaje y ritmo de la comunicación audiovisual no puede ser igual al académico.
En ese sentido cabe recordar que al referirse al lenguaje audiovisual Roberto Grandi explica que el hecho de votar por un candidato basándose en sus característica personales no implica ‘irracionalidad’; puede sugerir una actividad evaluativo razonable e inteligente. Es decir que el carácter con el que se comporta un líder en público (y ante las cámaras) está sometido a una evaluación de sus cualidades. Esta situación implica que la imagen tiene implícita una gran carga discursiva que genera un gran número de significaciones.
Regresando con García Canclini, este deja entrever que Bourdieu sólo se preocupó por la televisión cuando advierto que algunos intelectuales comenzaron a ganar prestigio con sus apariciones en este medio, lo cual considera inconcebible. Asimismo, recuerda irónicamente las vicisitudes que pasó el sociólogo francés cuando fue invitado a uno de los programas de debate de mayor audiencia en televisión francesa, del cual no salió bien parado.
Otra crítica a las entrevistas televisivas viene de Giovanni Sartori, quien manifiesta que la televisión prioriza a los exagerados y las exageraciones, es decir las extravagancias. “Cuando mas descabellada es una tesis más se promociona y se difunde(...) Destacan los charlatanes, los pensadores mediocres, los que buscan la novedad a toda costa, y quedan en la sombra las personas serias, las que de verdad piensa”.
En cuanto a los “talk show” (que Bourdieu aborrece) encontramos en Sartori una posición ambigua. Por un lado resalta que en la televisión estadounidense el periodista está predispuesto a pinchar al poder. Pero encuentra que esta agresividad considerada en Estados Unidos como una ética profesional, esconde un segundo objetivo, el de “crear público y complacerlo”. Sin embargo, unas paginas más adelante celebra los programas norteamericanos e ingleses porque están realizados por “periodistas buenos e independientes” donde al que miente se le contradice inmediatamente. ¿En qué quedamos?
viernes, 2 de mayo de 2008
La calle y el periodismo
Ahora resulta que si no tienes calle no eres un periodista que se respete sino un pobre periodistucho, un nerd, un niño-burbuja, un pelele, un papanatas, un bueno para nada, etc.
Esto viene a colación por el asunto de la gordita del cuatro que funge de “periodista” y que le dice a Mónica Cabrejos, a través de los correveidiles de la prensa amarillenta que “haga calle”, como ella; que no hable sola dentro de sus cuatro paredes, que aprenda, como ella, a entrevistar a sus personajes de turno (si se puede llamar entrevistar a lo que la señora hace), en la playa, en el parque, en el micro, etc. O sea, en la calle.
Eso, según la actrizastra, (¿tendrá titulo de actriz o también es una empírica en esos menesteres?) es fundamental para que te merezcas su saludo. La universidad, no cuenta. Un poco de opinión interesada esta, si tenemos en cuenta que la papujonita, si es que ha pasado por alguna universidad, ha sido por la puerta de la calle, de camino hacia alguna kermesse, tómbola o buffet, a empujarse lo que la gente de su peso y poca talla saben empujarse.
Y este asunto de la calle como forjadora de periodistas se ha puesto sobre el tapete a raíz de que Beto, citando a Fuguet (¡gran cosa!), soltó la verdad teológica de que tienes que ser como una puta, y andar por las calles, para hacerte hombre, mujer, periodista, congresista, presidente, etc. Si no tienes calle, mejor cállate. No vales un comino. La calle es la voz.
Al comentario de Beto, le siguió el de la otra empírica en periodismo, Magaly Medina, quien, sacando argumentos traído de los cabellos, dijo que eso --el periodismo, la búsqueda de la noticia, la inmolación por misil-- es el non plus ultra del periodismo. Que ella se quitaba el sombrero por eso y no sé qué otras sandeces más decía.
Por supuesto, esta tesis de que sólo la calle y nada más que la calle, y no la universidad, pare (de parir) periodistas de valía, la esgrimen, justamente, quienes no han estudiado en ella; o, empezaron los estudios pero no terminaron ya sea por razones de embarazos no deseados o estado crítico de “agujez” (de aguja).
El argumento contrario, el de ser periodista porque estudiaste periodismo en la universidad, postulaste, pasaste por un examen de admisión, te inscribiste en cursos, hiciste tus tareas, leíste libros y separatas, te matriculaste, ampliaste tu visión del mundo, debatiste sobre ética y estética en el periodismo profesional, adquiriste las habilidad mínimas para leer y escribir sin errores ortográficos, hiciste tus prácticas como corresponde y, sobre todo, te formaste criterio… todo eso, no cuenta. Tienes que hacer calle. ¡Válgame la pita!
¿Y en qué consiste esa calle, si se puede saber? En perseguir ladrones, en reportar disturbios callejeros, en entrevistar delincuentes (Kanebo), en hacer antesalas interminables para conseguir una entrevista a la diva o divo del momento que se zurra en los periodistas, etc. Dicen que ese vejamen te hace un periodista de verdad.
La pregunta que salta es, entonces, ¿y todas esas vacas sagradas del periodismo (Rosa María Palacios, por citar a una del género femenino, o, Augusto Álvarez Rodrich, del segundo género, o, Jaime Bayly del tercer género), consideradas las “vacas” más influyentes del país, las más poderosas, las “más mases” del periodismo, y demás hierbas, ¿tienen calle? Y si tienen calle ¿cuánta calle tienen? ¿Cuánta calle es suficiente para considerarse periodista? ¿Una cuadra, dos cuadras, un país, el mundo? ¿Quién pone los parámetros del caso? ¿Y cuándo es que se puede dejar de hacer calle y hablar solo entre sus cuatro paredes sin que lo tilden a uno de periodista de ventana?
Una cosa sí se puede deducir de todas estas teorías callejeras: si la calle forma periodistas, entonces el Perú está lleno de ellos. Todos los vagos, delincuentes, borrachos, juergueros, buscabasuras, etc. califican para ello. Y tal vez, eso de la calle, sea la razón por la cual la prensa está tan pútrida como lo está hoy. Mucha calle, poco salón. Mucho insulto, pocas maneras. Mucha violacion de la ética, poco respeto por el prójimo. Ese es el resultado de la calle. La chaveta, la traición, la inmundicia, etc. ¿Quieres conseguir eso? Sencillisimo, abre tu puerta y tendrás calle. Listo. Pero, métete a hacer algún esfuerzo intelectual. Nada. Tus neuronas, si no tienen estímulo intelectual, se vuelven cada vez más taradas, y así hasta que se te mueren. Solo te queda, entonces, una carga de adrenalina desbocada propia de espíritus incultivados que reaccionan ante la sensación de amenaza (pues ni siquiera es una amenaza real) --de alguien que, por lo menos, ha realizado labores intelectuales, te vaya a dejar en ridiculo o hacerte perder cara siendo como son bisoños periodistas de salón-- con la agresividad de un perro rabioso al que le invaden su territorio.
Tener calle es lo más fácil del mundo. Lo realmente difícil es tener estudios. Para esto último hay que tener capacidad cerebral, o sea, neuronas (las cuales ya sabemos es un bien muy escaso). A estos periodistas empíricos (de mucha calle) se les reconoce por su falta de criterio, su falta de ética, su amor por el billete; ese billetito que les saciará su hambre desesperada, antes de que se mueran por este. Si no está clara esta idea, lo resumo en una sola frase: hablo de periodistas "muertos de hambre".
Ayer se derrumbó una construcción en Miraflores. Mató 5 obreros. El constructor, un empírico, aprendió su oficio en la calle, haciendo unas obras de cal y otras de arena. Este individuo es uno de los que pensaba: “salir de una universidad y graduarte de ingeniero, para qué, no me hace falta y no me hace ingeniero, la calle es la que te hace ingeniero”.
Así como este tipo --menospreciador de los estudios, ignorante del rigor intelectual y carente de criterio profesional-- hay en el periodismo, muchos. Sólo tienen calle que justifique su oficio. Por eso, matan con su prensa. Por eso, no conocen de ética. Por eso, prostituyen su pluma (o su lengua) vendiéndosela al anunciante que mejor les pague, porque Panadol, Benilín y Corega son los verdaderos maestros que estos periodistas respetan: ¿será por su valor periodístico? Nada que ver; es por su valor monetario, por el grosor de la billetera, por lo platinado de sus tarjetas. Por eso.
A los periodistas de calle les pregunto, ¿en que calle enseñan Etica 101? ¿En el antiguo Jr. Cailloma, en la Av. Arequipa, en el Jr. Centenario, en la Plaza Manco Cápac?
Por supuesto, que hay excepciones (César Hildebrandt, entre ellas), pero esas excepciones sólo confirman la realidad arriba expuesta.
OJO. Este fue un comentario anónimo dejado el post sobre el periodismo actual. El artículo propone unas buenas ideas para el debate. Muchas gracias al colaborador desconocido...
Esto viene a colación por el asunto de la gordita del cuatro que funge de “periodista” y que le dice a Mónica Cabrejos, a través de los correveidiles de la prensa amarillenta que “haga calle”, como ella; que no hable sola dentro de sus cuatro paredes, que aprenda, como ella, a entrevistar a sus personajes de turno (si se puede llamar entrevistar a lo que la señora hace), en la playa, en el parque, en el micro, etc. O sea, en la calle.
Eso, según la actrizastra, (¿tendrá titulo de actriz o también es una empírica en esos menesteres?) es fundamental para que te merezcas su saludo. La universidad, no cuenta. Un poco de opinión interesada esta, si tenemos en cuenta que la papujonita, si es que ha pasado por alguna universidad, ha sido por la puerta de la calle, de camino hacia alguna kermesse, tómbola o buffet, a empujarse lo que la gente de su peso y poca talla saben empujarse.
Y este asunto de la calle como forjadora de periodistas se ha puesto sobre el tapete a raíz de que Beto, citando a Fuguet (¡gran cosa!), soltó la verdad teológica de que tienes que ser como una puta, y andar por las calles, para hacerte hombre, mujer, periodista, congresista, presidente, etc. Si no tienes calle, mejor cállate. No vales un comino. La calle es la voz.
Al comentario de Beto, le siguió el de la otra empírica en periodismo, Magaly Medina, quien, sacando argumentos traído de los cabellos, dijo que eso --el periodismo, la búsqueda de la noticia, la inmolación por misil-- es el non plus ultra del periodismo. Que ella se quitaba el sombrero por eso y no sé qué otras sandeces más decía.
Por supuesto, esta tesis de que sólo la calle y nada más que la calle, y no la universidad, pare (de parir) periodistas de valía, la esgrimen, justamente, quienes no han estudiado en ella; o, empezaron los estudios pero no terminaron ya sea por razones de embarazos no deseados o estado crítico de “agujez” (de aguja).
El argumento contrario, el de ser periodista porque estudiaste periodismo en la universidad, postulaste, pasaste por un examen de admisión, te inscribiste en cursos, hiciste tus tareas, leíste libros y separatas, te matriculaste, ampliaste tu visión del mundo, debatiste sobre ética y estética en el periodismo profesional, adquiriste las habilidad mínimas para leer y escribir sin errores ortográficos, hiciste tus prácticas como corresponde y, sobre todo, te formaste criterio… todo eso, no cuenta. Tienes que hacer calle. ¡Válgame la pita!
¿Y en qué consiste esa calle, si se puede saber? En perseguir ladrones, en reportar disturbios callejeros, en entrevistar delincuentes (Kanebo), en hacer antesalas interminables para conseguir una entrevista a la diva o divo del momento que se zurra en los periodistas, etc. Dicen que ese vejamen te hace un periodista de verdad.
La pregunta que salta es, entonces, ¿y todas esas vacas sagradas del periodismo (Rosa María Palacios, por citar a una del género femenino, o, Augusto Álvarez Rodrich, del segundo género, o, Jaime Bayly del tercer género), consideradas las “vacas” más influyentes del país, las más poderosas, las “más mases” del periodismo, y demás hierbas, ¿tienen calle? Y si tienen calle ¿cuánta calle tienen? ¿Cuánta calle es suficiente para considerarse periodista? ¿Una cuadra, dos cuadras, un país, el mundo? ¿Quién pone los parámetros del caso? ¿Y cuándo es que se puede dejar de hacer calle y hablar solo entre sus cuatro paredes sin que lo tilden a uno de periodista de ventana?
Una cosa sí se puede deducir de todas estas teorías callejeras: si la calle forma periodistas, entonces el Perú está lleno de ellos. Todos los vagos, delincuentes, borrachos, juergueros, buscabasuras, etc. califican para ello. Y tal vez, eso de la calle, sea la razón por la cual la prensa está tan pútrida como lo está hoy. Mucha calle, poco salón. Mucho insulto, pocas maneras. Mucha violacion de la ética, poco respeto por el prójimo. Ese es el resultado de la calle. La chaveta, la traición, la inmundicia, etc. ¿Quieres conseguir eso? Sencillisimo, abre tu puerta y tendrás calle. Listo. Pero, métete a hacer algún esfuerzo intelectual. Nada. Tus neuronas, si no tienen estímulo intelectual, se vuelven cada vez más taradas, y así hasta que se te mueren. Solo te queda, entonces, una carga de adrenalina desbocada propia de espíritus incultivados que reaccionan ante la sensación de amenaza (pues ni siquiera es una amenaza real) --de alguien que, por lo menos, ha realizado labores intelectuales, te vaya a dejar en ridiculo o hacerte perder cara siendo como son bisoños periodistas de salón-- con la agresividad de un perro rabioso al que le invaden su territorio.
Tener calle es lo más fácil del mundo. Lo realmente difícil es tener estudios. Para esto último hay que tener capacidad cerebral, o sea, neuronas (las cuales ya sabemos es un bien muy escaso). A estos periodistas empíricos (de mucha calle) se les reconoce por su falta de criterio, su falta de ética, su amor por el billete; ese billetito que les saciará su hambre desesperada, antes de que se mueran por este. Si no está clara esta idea, lo resumo en una sola frase: hablo de periodistas "muertos de hambre".
Ayer se derrumbó una construcción en Miraflores. Mató 5 obreros. El constructor, un empírico, aprendió su oficio en la calle, haciendo unas obras de cal y otras de arena. Este individuo es uno de los que pensaba: “salir de una universidad y graduarte de ingeniero, para qué, no me hace falta y no me hace ingeniero, la calle es la que te hace ingeniero”.
Así como este tipo --menospreciador de los estudios, ignorante del rigor intelectual y carente de criterio profesional-- hay en el periodismo, muchos. Sólo tienen calle que justifique su oficio. Por eso, matan con su prensa. Por eso, no conocen de ética. Por eso, prostituyen su pluma (o su lengua) vendiéndosela al anunciante que mejor les pague, porque Panadol, Benilín y Corega son los verdaderos maestros que estos periodistas respetan: ¿será por su valor periodístico? Nada que ver; es por su valor monetario, por el grosor de la billetera, por lo platinado de sus tarjetas. Por eso.
A los periodistas de calle les pregunto, ¿en que calle enseñan Etica 101? ¿En el antiguo Jr. Cailloma, en la Av. Arequipa, en el Jr. Centenario, en la Plaza Manco Cápac?
Por supuesto, que hay excepciones (César Hildebrandt, entre ellas), pero esas excepciones sólo confirman la realidad arriba expuesta.
OJO. Este fue un comentario anónimo dejado el post sobre el periodismo actual. El artículo propone unas buenas ideas para el debate. Muchas gracias al colaborador desconocido...
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