miércoles, 19 de noviembre de 2008

Carlos Alvarez y la libertad de expresión

Hildebrandt se ríe a carcajadas de los argumentos que esgrime torpemente el cómico de Frecuencia Latina para justificar el sketch de las ratas sin asumir su reponsabilidad.

"...Carlitos Álvarez causa una risa convulsiva, imparable y peligrosa para el corazón cuando ahora habla de 'la libertad de expresión amenazada' y cuando afirma, ante la anuencia de sus amigos de pantalla y simpatías, que cuando sale con la cara de Rómulo León, la barba de Rómulo León, la voz de Rómulo León, las frases de Rómulo León, no está aludiendo a Rómulo León. Y la risa que produce Carlitos llega a ser ruido molesto digno de Serenazgo cuando, encima, dice que decirle rata a León no es insultarlo porque, cómo no, lo de rata lo dijo el presidente García y ya sabemos que este humorista suele ser cola del que manda y rabo del que paga".

A ver. Que quede claro. Condenamos a Romulo León. Y a la vez consideramos que Alvarez se pasa de conchán. Quiere conviertirse en héroe de la libertad cuando sabemos que durante la peor etapa del fujimorismo estuvo digitado desde el Pentagonito.

Hace un buen tiempo un colaborador de este blog escribió un interesante post sobre El especial de Humor. Aquí les dejo un algunos parrafos...

...hace lo mismo que Magaly, pero se escuda tras la excusa de que lo que hace es humor. Veamos si no el reciente caso del "Puma" Carranza que, en una previa difamación, hecha (cuándo no) por Magaly Medina, dijo que éste le pegaba a su mujer, o que su mujer le pegaba a él, o que los dos, por último, se pegaban mutuamente. El asunto del "gomeo familiar" resultó falso, mentira total. Pero, Carlos Álvarez, lejos de descartar ese incidente, que nunca ocurrió, el "humorista", añadiendo injuria al escarnio, hizo una parodia, con toda la leche ruinosa de la que es capaz, y terminó de difamar (es decir, esparcir una mala fama) contra el "Puma" Carranza, su señora, y todos sus relacionados.

...Y así, llegamos al caso de "Tulicienta". Acá el "chupo" reventó por el asunto del racismo. Sin embargo, la difamación estuvo presente en todo momento. Acusándola de arribista, manipuladora, y muerta de hambre, Carlos Álvarez, y su títere Walter "Cachito" Ramírez, hicieron escarnio de Tula. Las risotadas, mientras grababan el sketch, removieron todos los cielos; los bárbaros Atilas quedaban chicos al lado de estos "civilizados cómicos".

..."¡El rating se me está cayendo, a la mierda con el Padre Martín, a la mierda con Tula Rodríguez, a la mierda con todos, yo soy Carlos Álvarez y éste, es el "Especial de la Difamación". Yuca pa'ti, platita pa'mi". Nada extraño en un montesinista que vendió sus malas artes a Vladimiro por un vil puñado de dólares.

1 comentario:

  1. A modo de actualización:

    Las caracterizaciones de Carlos Álvarez no sólo ha causado la mortificación del ex ministro de Pesquería Rómulo León, sino también del comandante general del Ejército peruano, Edwin Donayre, quien ayer envió una carta notarial al cómico para que se abstenga de seguir imitándolo.

    "El comandante Donayre se ha molestado con el último sketch de La gasolina de Daddy Yankee. Para empezar, lo que hacemos es una ficción con un personaje llamado Edwin Desaire, segundo no ha sido mi intención mellar su honra e imagen y tercero reitero mi admiración hacia su persona. Esta carta la tomo con mucha correa y no fue mi intención incomodar a nadie. Mi personaje va a continuar", declaró Álvarez a Correo.

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