Hildebrandt, sin necesitarlo, ha pagado un precio muy alto por publicitar su programa.
El precio es lo que pide el vendedor por su mercadería, el aprecio es el valor subjetivo que cada uno le da a las cosas, el desprecio es el rechazo a lo indeseable, y el menosprecio es la valoración negativa y subjetiva del otro.
Mientras que el precio es algo objetivo, los demás conceptos son subjetivos. Para que estos se hagan objetivos se usan las muestras. Así, hay muestras de aprecio, muestras de desprecio y muestras de menosprecio. Y estas muestras adoptan no solo la forma de palabras, sino también de gestos y conductas. Así, una muestra de desprecio es llamar "bataclanas" a las vedettes. Una muestra de menosprecio es decir "Y éste, ¿a quién le ha ganado?". Una muestra de aprecio es decir "Gracias a mis bellos auspiciadores".
De todas estas muestras hemos visto, vemos, y seguiremos viendo, abundantemente, en todos los medios. Sin embargo, lo que nunca veremos es el precio. Paradojicamente, a pesar de ser un hecho objetivo, el precio lo mantienen oculto, secreto, no se conoce, es peligroso hacerlo público (hay mucho secuestrador suelto, pues).
Por ejemplo, me pregunto, ¿cuál es el precio de Magaly Medina por, mismo sicario, vender con mucha profesionalidad (a decir de Hildebrandt) su crueldad? Misterio. Nunca se sabrá; pertenece a su vida privada y eso es sagrado. Claro, porque se trata de "su" vida privada.
O, ¿cuál es el precio de Jaime Bayly por hacer las tonterías que hace? Misterio. Esto estuvo a punto de saberse cuando reclamó su aumento de agosto, pero la cortina de humo se lanzó y se tapó este dato. ¿Cuánto era lo que reclamaba Bayly por sus labores de bufón en Mega TV y dárselas de machito contra su patrón, contra Castro, contra Chávez, o contra Evo? ¿Cuánto es lo que le saca a Ivcher por exhibir su patética (a decir de Hildebrandt, según La República) homosexualidad?
Y ya que mencionamos a Hildebrandt --de quien tampoco sabemos a cuánto asciende su contratación por el canal 11-- este acaba de criticar a la gringa esa que está subastando su virginidad por un millón de dólares y hace alusión por ello a la "matriz del capitalismo". ¿Y él? ¿Acaso no puso en venta su virginidad (integridad) al presentarse donde Lúcar --o antes donde Magaly, por otras razones-- porque dizque necesitaba publicitar su programa en el canal de Belmont? En esa lógica, ¿a dónde irá Hildebrandt después? ¿Donde la Chichi, la mucama de Ivcher (a decir de Hildebrandt); o donde Aldito M. para tener prensa escrita?
Hildebrandt, sin necesitarlo, ha pagado un precio muy alto por publicitar su actual programa. Lo ha dicho él: "Tengo en la garganta un sabor a sapo, increíble". Este desafortunado desliz hará que quienes lo apreciaban, se resientan, pues lo han visto sentadito, en busca de favores, frente a aquellos que eran, son y seguirán siendo objeto de su desprecio y de su menosprecio. ¡El izquierdismo sometiéndose al capitalismo por un plato de publicidad! Mal negocio, mi "hermanón", por donde se le mire; mal negocio, a cualquier precio.
(De todas maneras, salvo estas pequeñeces, Hildebrandt merece verse. Los domingos en Canal 11 a las 9 p.m. Hora suiza para empezar y hora peruana para terminar.)
OJO: Este post fue dejado por un habitual y anónimo colaborador del blog.
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