lunes, 10 de diciembre de 2007

Periodismo Televisivo en Debate

Vamos a contrastar a autores con planteamientos antagónicos sobre el periodismo en la televisión. En una esquina ubicaremos a Sartori y Bourdieu, que coinciden en una vehemente crítica a la sociedad mediátic;, mientras que al frente tendremos a Landi y García Canclini, representantes de los llamados “estudios culturales”, defensores de la cultura de masas. Ambas líneas de pensamiento casi extremas tienen aciertos y debilidades que nos pueden acercar a una mejor comprensión de este medio de comunicación, que sin duda alguna es el de mayor influencia en la sociedad actual. De esta manera vamos a centrarnos en las características de los noticieros y los programas de entrevista y/o debate.

Los noticieros
Pierre Bourdieu en su libro Sobre la Televisión(1) manifiesta que este medio posee una permanente propensión a la simplificación de ideas y a la búsqueda de la espectacularidad para abordar una noticia.

El sociólogo francés explica que la simplificación se traduce en un interés por la difusión de conclusiones sin explicar el proceso mediante el cual se llegó a ellas. Esta situación ha llevado a comprimir el discurso político demagógicamente, lo cual dista mucho del propósito democrático de informar. En ese sentido considera que el campo periodístico se ha impuesto sobre el campo político. Asimismo señala que la lógica del pensamiento del día a día y la búsqueda de la primicia informativa condena a los periodistas a ofrecer una representación del mundo en la que predomina la instantaneidad carente de elucidación.

En cuanto a la espectacularidad de las noticias, Bourdieu resalta que los productores de los programas televisivos por el temor a ser aburridos y en el afán de divertir a cualquier precio, prefieren la polémica fácil sobre el dialogo, el ataque sobre las propuestas. Están más interesados en el show, las superficialidades y los cotilleos. Debido a estas premisas la política está condenada a aparecer como un tema ingrato que se elimina, en la medida de lo posible, de los horarios con mayor “rating”.

"La visión carente de sentido histórico e incapaz de infundirlo, atomizada y atomizadora, alcanza su realización paradigmática en la visión que ofrecen los telediarios, sucesión de historias en apariencia absurdas que acaban pareciéndose entre sí, desfile ininterrumpido de pueblos menesterosos, retahila de acontecimientos que, surgidos sin explicación, desaparecerán sin que sepamos su solución…".(2)

En estos puntos Giovanni Sartori coincide con Bourdieu. El politólogo italiano, que analiza de manera más pormenorizada el lenguaje televisivo, asegura que los noticieros dan menos informaciones que cualquier otro instrumento de información. Considera que con notas de 1 a 2 minutos la reducción de la comprensión es enorme. Además para este medio, la información que cuenta es la que se puede filmar mejor, en caso contrario, si no hay filmación, ni siquiera habrá noticia. Por ello acontecimientos insignificantes, pero exagerados, suelen convertirse en el principal recurso para las noticias por televisión. Incluso se llega a producir “pseudos-acontecimientos” cuando una cámara ronda un hecho que es necesario agrandar artificialmente para ser digno de transmisión.

"Lo que podemos ver en la televisión es lo que mueve los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia, disparos, arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden de cosas: terremotos, incendios, aluviones e incidentes varios".(3)

Sartori en su libro Homo Videns señala que la televisión llega rápidamente al lugar donde hay manifestaciones, agitación, bloqueos de vías, etc. El que quiere quejarse de algo, primero acude a la televisión. Este medio prefiere llevar a la pantalla a quién ataca. Inclusive muchas veces deja de lado el principio de la réplica. "Donde hay una acusación, tiene que haber también una defensa".(4) Sin embargo como la defensa es normalmente un discurso, generalmente no es tomado en cuenta o es reducido a su mínima expresión.

Otro politólogo, en este caso el argentino Oscar Landi, se sitúa sobre la otra orilla para analizar a la televisión. En su texto Devórame Otra Vez brinda una visión poco crítica de los contenidos y más bien se centra en tratar de comprender el punto de vista del receptor.

Para Landi el programa noticioso tiene la magia de situar al espectador en el lugar de la cámara, la misma que "nos saca del lugar fijo de la butaca del teatro renacentista"(5) haciéndonos partícipes de los hechos desde diferentes ángulos. Además las trasmisiones en directo posibilitan un suspenso real que se refuerza por la fascinación y anula la distancia geográfica.

"…los diferentes tipos de programas brindan identificación con ciertas situaciones, compartir y elaborar hechos dolorosos, sentirse a salvo de las desgracias de otros, reírse y entretenerse, informarse, descifrar el lenguaje gestual y corporal de las personas que desfilan por los programas".(6)

Con estas aproximaciones a las características de un noticiero tenemos una amplia perspectiva de lo que podría significar el punto de vista de los productores y periodistas, como también de los televidentes críticos al otro lado de la pantalla. Ahora, saque usted sus propias conclusiones.


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(1) Bourdiue, P. Sobre la Televisión. Anagrama, Barcelona 1997. El texto es el compendio de dos conferencias retransmitidas por el canal Paris Premiere en mayo del 1996.

(2) Ibed., p. 134

(3) Sartori, G. Homo Videns, La sociedad teledirigida. Madrid, 1998, p. 84

(4) Ibid., p. 96

(5) Landi, O. Devórame otra vez, Qué hizo la televisión con la gente, Qué hace la gente con la televisión. Planeta, Bs. Aires, 1998, p. 146

(6) Ibid., p. 146